• Portraits
    • Minimalism
    • In motion
    • Blind Rock
    • Argan: the liquid gold
    • El método Arrieta
    • Sergio
  • Photowriting
  • About
  • Contact
Menu

Paula Arbide

  • Portfolio
    • Portraits
    • Minimalism
    • In motion
  • Stories
    • Blind Rock
    • Argan: the liquid gold
    • El método Arrieta
    • Sergio
  • Photowriting
  • About
  • Clients
  • Contact
×
Yo propongo una fotografía y un escritor colaborador pone las palabras...

Francisco Taboada

Paula Arbide November 28, 2014

Cebo de antojo

      Estaba harto de oír la misma historia. Sus padres eran unos románticos empalagosos y a la menor oportunidad le daban alas al amor contando con detalle los preámbulos de su nacimiento.  En su primera cita habían ido a ver “En el estanque dorado” porque a Ella le gustaba Henry Fonda, y a la salida del cine, para impresionarla, Él le dijo que pescaba, que luego soltaba a los peces y que conocía uno tan viejo como la mítica trucha Walter que aparecía en la película. No es verdad, le dijo ella, picando el anzuelo, y al día siguiente estaban los dos apretados en una barca en mitad del pantano. Cebaron el agua con pan untado en mantequilla y Él lanzó el sedal sólo con la cucharilla reluciente. Minutos después apareció un lucio de medio metro que con su boca de pato se merendó el pan y luego jugó con la cucharilla como si supiera que no corría peligro. Y entonces se acercó hasta la barca, le contaba su madre, y pudimos tocar su lomo y ver la marca que tenía en la cabeza, y después naciste tú y, como tenías en la pierna un antojo igualito, te pusimos de nombre Lucio. A él esta historia le parecía un cuento, y el amor una horterada.

     Lucio cumplió diecinueve años hace dos meses. Hace uno se enamoró como un tonto de un compañero de su clase, que le corresponde como un bobo, y se cogen de la mano y se besan como idiotas, hasta marearse. No se lo creen ni ellos, y quieren comprometerse. Por eso han ido este hermoso atardecer al pantano, Lucio ha lanzado el sedal sólo con la cucharilla y se ha remangado el pantalón corto para utilizar como cebo su antojo. Y espera que acuda el pez a certificar su amor. Y su novio, sentado en la orilla, está mirando en internet y dice que un lucio puede medir hasta un metro ochenta y vivir más de treinta años. Luego es posible.

 

← María José XericaFede Biggi →

Cras mattis consectetur purus sit amet fermentum.

Morbi leo risus, porta ac consectetur ac, vestibulum at eros. Vivamus sagittis lacus vel augue laoreet rutrum faucibus dolor auctor. Duis mollis, est non commodo luctus, nisi erat porttitor ligula, eget lacinia odio sem nec elit. Morbi leo risus, porta ac consectetur ac, vestibulum at eros. Aenean eu leo quam. Pellentesque ornare sem lacinia quam venenatis vestibulum.

Sed posuere consectetur est at lobortis.

Morbi leo risus, porta ac consectetur ac, vestibulum at eros. Maecenas faucibus mollis interdum. Vestibulum id ligula porta felis euismod semper.

​