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Paula Arbide

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Yo propongo una fotografía y un escritor colaborador pone las palabras...
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Kike Morey

Paula Arbide December 19, 2014

EL SWAMI PRAMADA

Me encontré con Juan en el mismo bar del Casco Viejo en donde pasamos la tarde del día de La Inmaculada del año pasado. Había regresado recientemente de la India, luego de vivir unos meses en Benarés, una ciudad considerada sagrada a orillas del río Ganges. La última vez que nos vimos, Juan me contó de su mal momento: se había separado de su mujer, lo habían echado de su trabajo y en el hospital le acababan de diagnosticar una lesión crónica en la espalda que le causaba mucho dolor al caminar. Cuando me llamó el otro día para juntarnos, el tono de su voz sonaba muy distinto a la de hace un año: “Tengo que contarte de mi viaje… ha sido la mejor decisión de mi vida”.

Lo vi renovado, más delgado, menos encorvado y con una agradable sonrisa en lugar de su pasado gesto adusto. Pero el mayor cambio estaba en su hablar: sus frases esparcían paz, alegría y ganas de vivir, en el extremo opuesto del pesimismo y la tristeza de la última vez.

“Esas navidades toqué fondo. Pasé la noche sólo, bebiendo cerveza hasta las tantas y llorando a cántaros hasta quedarme dormido. Al día siguiente un compañero de mi antiguo trabajo me llamó para saludarme por las fiestas. Me escuchó tan mal que vino a mi piso, me habló fuerte y me hizo reaccionar. Me recordó las veces que le había dicho que quería irme lejos para desconectar, cambiar de aires y volver con nuevos ánimos. Me dijo que ese era el momento adecuado para hacer el famoso viaje a la India del que siempre hablaba. Esa misma tarde empezamos a buscar información por Internet y en los días siguientes ya tenía más o menos hecho el plan.”

“En la India existen muchos charlatanes, gente que se hace pasar como mística y engatusa a celebridades y poderosos para que les done dinero y lujos como parte del camino a la espiritualidad –recuerdo que una vez hablaste del encuentro del Maharishi y los Beatles en tu programa de radio-. Yo tuve mucho cuidado y luego de revisar varios consejos de viajeros en la red llegué hasta el áshram del swami Pramada, un verdadero maestro de la meditación que vive con lo justo y que más bien dedica su vida, y la de sus discípulos, al servicio de la gente más necesitada de su pueblo.”

“Porque eso de que la India es uno de los grandes mercados emergentes no es más que puro marketing. En la India he visto la miseria: moribundos tirados en las calles, niños semidesnudos abandonados a su suerte y ancianos errantes a la espera de la muerte que los lleve a una nueva reencarnación. Un panorama muy distinto al Bollywood y a los centros tecnológicos. La gente no tiene para comer, no hay medicinas y el gobierno no se da abasto para alivianar la vida de más de 400 millones de indios en extrema pobreza.”

“En ese contexto, lo que hace el swami Pramada es encomiable. Él no te pide dinero, te pide comida, herramientas, ropa, tu propio esfuerzo. Cualquier cosa que les permita a los vecinos de Benarés mejorar su calidad de vida. Por ejemplo, yo mismo estuve ayudando en la construcción de un centro de salud. Éramos varios los que habíamos llegado al áshram desde todas partes del mundo. Dormíamos en el piso, sobre alguna estera, y nos despertábamos con los primeros rayos del sol. Recitábamos un mantra y luego de hacer algunos ejercicios de yoga nos dedicábamos a nuestras labores para la comunidad. Y todo en un completo silencio. Los prosélitos del swami nos indicaban con señas lo que debíamos hacer. Sin prisas y sin ninguna presión.”

“Las horas pasaban, había mucho trabajo pero sin embargo no sentíamos mayor cansancio. Era extraño. El sólo hecho de saber que estábamos haciendo algo para beneficio de la gente nos daba energía para seguir adelante. Hacíamos un descanso para comer al mediodía y al final de la tarde nos volvíamos a reunir todos en el áshram para hacer meditación antes de dormir. Nunca he dormido con tanta paz en mi vida. Nada de insomnios, ni pesadillas, ni despertares a medianoche. Es más, creo haber tenido los mejores sueños de mi existencia. Algunos ni los recuerdo, pero sí me acuerdo que amanecía con una gran sonrisa de tonto que me duraba todo el día.”

Juan me narraba su historia, y yo me imaginaba el escenario de sus palabras. “Es mucho peor de lo que te imaginas, pero aún así tiene tanta energía, tanta magia, que no dejarás de sentirla a tu regreso”. Me ha dicho que piensa volver a Benarés a mitad de año. Quizás para entonces me anime y puede que en el próximo día de la Inmaculada, sea yo quien cuente a otro colega de mi trascendental y revitalizador viaje a la India.

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paulaarbide

Raül Prunell Holgado

Paula Arbide December 14, 2014

CARA  DE  LUNA                                    

Bugs Bunny ha salido a toda pastilla,

ha soltado en el aire su zanahoria

y su estampida ha dejado

un perfil polvoriento de mofletes naranjas.

Todo por causa de un cazador de vidas.

 

Entró en el cuarto Cara de Luna,

se acercó a la almohada.

Respiraba su amante con tos separada.

La quiso besar, dio media vuelta

y una espalda arqueada le dijo: Cambio de escena.

 

La baraja ha enseñado 3 ases y un 6  de diamante.

El Jefe apuesta toda su fortuna.

Delio, el Flaco, le sonríe con el labio seco

Sabe que aún le queda una mano.

Y en ella, él, arruinado, toma con los dedos sucios

el cuarto as que acaba con el juego.

 

Diluvia sobre la farola de un decorado.

Se está deshaciendo en puro directo.

Ayer la protagonista estuvo descompuesta.

Esta noche hay que 'redodar'

para que esta vez quede perfecto.

Y nadie sabe que la farola de cartón

pilló una pulmonía de miedo

y está a punto de estornudar

cuando se oye el grito de: ACCIÓN.

 

Así te veo, Cara de Luna.

A media vida, a caballo

entre la niñez y la vejez,

el trazo y la pintura,

la cuerda y la cordada.

 

No se competa tu perfil,

no se termina tu rostro

y en ese charco de silencio,

en ese clic avispado,

noto tu cara viva y despierta,

menguante como la Luna,

creciente como la Tierra.

 

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María José Xerica

Paula Arbide December 4, 2014

Instintivamente, siento una atracción especial por los caballos. Me parecen seres de extraordinaria belleza, fieles, elegantes, inteligentes y capaces de grandes proezas. Creo que es una especie de obsesión innata, ya que desde que tengo uso de razón, los he sentido cercanos a mí. Los he buscado para acariciarlos, montarlos, pintarlos y últimamente, para fotografiarlos.

Sin embargo, nunca he sido consciente de esta especie de manía por retratar caballos, hasta que un día, me ocurrió algo extraño. Estaba revisando material antiguo, cuando sin ninguna razón aparente, me quedé atrapada por esta imagen. La imagen de la mirada oscura del caballo dirigida a mí. Sentí una especie de vínculo mágico, espiritual, algo que no sabría explicar porque ni yo misma lo entendía. Y mientras estaba abstraída, hipnotizada por la imagen del caballo, apareció una anciana que dijo venir a comprar un cuadro. La anciana me encontró con la foto entre las manos, miró la foto, me miró y luego como en trance, me contó una historia increíble.

Me explicó que su espíritu era un caballo blanco alado. Un pegaso fuerte y vigoroso. A veces su pegaso se apoderaba de su cuerpo y le transfería toda su energía. Me contó que cuando me vio por primera vez, notó una sensación repulsiva muy fuerte, la de mi caballo negro. Vio mi espíritu cabalgando a mi lado y se asustó. Un caballo negro, muy fuerte, sin control, salvaje y capaz de llevarme al abismo. Su pegaso se encabritó. Así que vino a buscarme para darme esta advertencia: “Mujer-libra, doma a tu espíritu antes de que él te dome a ti. Encuentra la paz y cabalga sabiendo que las riendas las llevas tú y no el ser salvaje que hay dentro de ti. Busca en tu interior, mira a los ojos de tu caballo y háblale. Susúrrale con cariño y dile que le necesitas, que lo buscas sin descanso, pero que sólo te tendrá, cuando se haya calmado.”

 

 

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Francisco Taboada

Paula Arbide November 28, 2014

Cebo de antojo

      Estaba harto de oír la misma historia. Sus padres eran unos románticos empalagosos y a la menor oportunidad le daban alas al amor contando con detalle los preámbulos de su nacimiento.  En su primera cita habían ido a ver “En el estanque dorado” porque a Ella le gustaba Henry Fonda, y a la salida del cine, para impresionarla, Él le dijo que pescaba, que luego soltaba a los peces y que conocía uno tan viejo como la mítica trucha Walter que aparecía en la película. No es verdad, le dijo ella, picando el anzuelo, y al día siguiente estaban los dos apretados en una barca en mitad del pantano. Cebaron el agua con pan untado en mantequilla y Él lanzó el sedal sólo con la cucharilla reluciente. Minutos después apareció un lucio de medio metro que con su boca de pato se merendó el pan y luego jugó con la cucharilla como si supiera que no corría peligro. Y entonces se acercó hasta la barca, le contaba su madre, y pudimos tocar su lomo y ver la marca que tenía en la cabeza, y después naciste tú y, como tenías en la pierna un antojo igualito, te pusimos de nombre Lucio. A él esta historia le parecía un cuento, y el amor una horterada.

     Lucio cumplió diecinueve años hace dos meses. Hace uno se enamoró como un tonto de un compañero de su clase, que le corresponde como un bobo, y se cogen de la mano y se besan como idiotas, hasta marearse. No se lo creen ni ellos, y quieren comprometerse. Por eso han ido este hermoso atardecer al pantano, Lucio ha lanzado el sedal sólo con la cucharilla y se ha remangado el pantalón corto para utilizar como cebo su antojo. Y espera que acuda el pez a certificar su amor. Y su novio, sentado en la orilla, está mirando en internet y dice que un lucio puede medir hasta un metro ochenta y vivir más de treinta años. Luego es posible.

 

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Fede Biggi

Paula Arbide November 20, 2014

La nueva secretaria se acercó a su mesa: “Me gustaría invitarte este fin de semana a la fiesta grande de mi pueblo”. No lo dudó. Lo que fuera antes que otro domingo frente a la tele.

 

La recibieron con gran efusividad. Todos le explicaban a la vez: “…subimos en romería hasta…” “…una tradición que se remonta…” “…ropas de nuestros ancestros…” “…un gran honor aceptando nuestra invitación…”

 

Una vez en marcha, le pareció que, a medida que avanzaban, la gente se iba arremolinando a su alrededor. Que, incluso, la obligaban a apretar el paso. Sintió miradas extrañas, sonrisas forzadas, un empujón. Fue sólo al doblar el último recodo cuando pudo ver la piedra. Grande y plana, como un altar grisáceo del que se desprendía un reguero sanguinolento.

 

 

 

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Alex Oviedo

Paula Arbide November 13, 2014

CLAROSCURO

Si te viera cada mañana como ahora, desdibujada por el sueño, la luz del alba entrando de rondón por la ventana, tu cuerpo iluminado y desnudo huyendo de la noche; si susurrara tu nombre para retenerlo un segundo más antes de dejarme llevar, de nuevo, al mundo de las mentiras; si no buscara en ti la proyección en blanco y negro de una musa antigua, y te dijera que eres igual de hermosa que el día que nos descubrimos; si te confesara que siempre fuiste tú aunque me alejara deslumbrado por otros sabores… Quizás si hiciera todo eso no tendría hoy que arrepentirme al verte marchar.

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Nerea Arrien

Paula Arbide October 31, 2014

En la boca del lobo

Al otro lado de las estrellas está la casa de la abuelita. A este lado estoy yo.  En un bosque oscuro debajo del cosmos negro. Perdida, sin camino; no hay mejor manera de encontrarse a una misma. No hay camino que me lleve a casa de la abuelita. Las estrellas son mi guía y éstas solo brillan en la oscuridad. Por eso, no necesito ni miguitas de pan, ni baldosas amarillas ni subirme a un lugar  encima del arco iris.  No soy una  freaky  de cuento. Yo soy una caperucita suicida.

Vístete como quieras, busca al lobo más feroz y vuelve tarde a casa-me ha dicho la abuelita desde el otro lado de las estrellas. Ha puesto las llaves de casa dentro de mi cesta. Un llavero curioso compuesto por una vela, un pintalabios y perfume.

Me he metido en la boca del lobo. Es oscura y profunda. Me ha mordido. He tocado las estrellas. Se ha abierto la herida. Eros y Tanatos. El cosmos teñido de rojo. R.I.P. Imprescindible para ser una heroína gótica de las niñas contemporáneas. Me he encontrado. I did it my way.

Estoy en casa con mi abuelita.

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Otsoaren ahoan

Izarretako alde batean dago amonaren etxea. Ni bestaldean nago. Kosmos ilunaren azpian dagoen baso beltzean. Galduta, bide gabe; ez dago norbere burua aurkitzeko modu hobeagorik. Bideek ez naramate amonaren etxera. Izarrak dira gida eta ez dago izarren distirarik iluntasun gabe.  Beraz, ez ditut behar ez ogi apurrik, ez baldosa horirik, ezta ortzadar gainera igotzerik. Ez naiz ipuinetako freaky  bat. Ni txanogorritxu suizida bat naiz.

Jantzi nahi duzun bezala, joan otsoarengana eta berandu etorri etxera- esan dit izarren beste aldetik amonak. Etxeko giltzak saskian sartu dizkit. Kandela batek, ezpainetakoak eta lurrinak osatzen dute giltzatako bitxia.

Otsoaren ahoan sartu naiz. Iluna eta sakona da. Izarrak ukitu ditut hark hozka egitean. Zauria ireki da. Eros eta Tanatos.  Gorriz estali da kosmosa. R.I.P. Ezinbestekoa oraingo neskatxen ipuinetako heroina gotikoa izateko.  Aurkitu naiz. I did it my way.

Etxean nago amonarekin

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In the mouth of the wolf

Grandma´s house is over there by the stars.  I´m on the other side. In the dark forest beneath the dark cosmos. Lost, no way out of here; there is not better way for one to find oneself. These paths do not lead to Grandma´s house. The stars are my guide and there is not star that can shine without darkness. So I have no need for breadcrumbs or a yellow brick road, not do I have use for a rainbow. I am not so kind of faery tale freak.  I´m a suicide Little Red Riding Hood.          

Dress as you please, go to the wolf and get home late- said my Grandma from the other side of the stars. She slipped the keys to the house into my basket. A candle, lipstick and perfumes make up this curious key ring.

Into the mouth of the wolf I go. It´s deep and dark. I touched the stars when the wolf bit into me. The wound is open. Eros and Tanatos. The cosmos turn red. R.I.P.  Essential if you want to be a gothic heroine for modern girls. I have found myself. I did it my way.

I´m home with Grandma.

 

 

 

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María José Xerica

Paula Arbide October 23, 2014

"Pensaba que sería más fácil. Tal vez, la mente juegue a despistarnos, y nos ofrezca imágenes edulcoradas de la realidad. Pero la vida es otra cosa. Ahora, no sé si estoy dispuesta a hacerlo, no sé si estoy preparada. Tengo miedo. Qué sensación tan extraña pasar por los mismos lugares de todos los días, y verlo todo con otros ojos. Qué diferentes se ven las calles, los negocios, las personas cotidianas, cuando tú no estás en esa cotidianidad, cuando vas a interrumpir tu rutina. Siento que es una despedida, una despedida amarga sin celebraciones, sin besos y sin abrazos. Porque yo lo quiero así. Una despedida sin un adiós. Mi último cigarro. Quedan unos minutos para que llegue el tren. ¿Seré capaz de saltar?"

 

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Kike Morey

Paula Arbide October 16, 2014

Wamba

Hace unas semanas una amiga me invitó a un coloquio acerca de la inmigración y los problemas de integración de los desplazados en la sociedad de acogida. Ahí conocí a Wamba, un abogado congoleño afincado en Euskadi desde hace diez años, que vivió en primera persona la peligrosa travesía desde el África hasta las costas del archipiélago canario y que ahora forma parte de una ONG que se encarga de apoyar el desarrollo integral de los refugiados y migrantes. Su historia es verdaderamente fascinante.

 

“Yo nací y crecí en Kinshasa, cuando por entonces el dictador Mobuto rebautizó al país como Zaire. Logré culminar la carrera de derecho con muchas dificultades ya que en mis últimos años de estudios se sucedieron las guerras del Congo, en la segunda mitad de la década de los noventa. Lo que se inició como un movimiento para derrocar a Mobuto se convirtió en una guerra civil que produjo más de tres millones y medio de muertos y una gran desestabilización en la región.”

 

“A pesar de pertenecer a la tribu de los luba –el mayor grupo étnico del Congo- los rebeldes tutsis me vincularon con los hutus –asociados con las fuerzas armadas de Kinshasa- por haber sido parte del consejo estudiantil universitario. Por ello estuve viviendo a salto de mata en diversos lugares, refugiándome en casa de amigos o incluso pasando algunas noches a la intemperie, oculto entre la maleza y los matorrales. Pero es que mi caso aún era peor: soy homosexual y eso en mi país es casi como una sentencia de muerte.”

 

“Por ello decidí correr la aventura de llegar a las islas Canarias con el objetivo de salvar mi vida y empezar una nueva en Europa. Me acompañaba Sanza, mi pareja a quien había conocido en la facultad. Juntos con otros dos compañeros, hicimos más de ocho mil kilómetros en un vetusto coche, recorriendo una decena de países por carreteras de tierra y salvando controles policiales a punta de dinero. Dos semanas más tarde llegábamos al puerto marroquí de Tarfaya, desde donde continuaríamos el viaje a la isla de Fuerteventura. Si llegar hasta Tarfaya había sido una empresa muy difícil, nada se compararía con los noventa kilómetros de mar que nos separaban de nuestro destino final.”

 

“Ahí nos embarcamos en una patera con otros veinte subsaharianos, cada cual con su propia historia de autoexilio y sufrimiento. Con sólo un motorcillo de gasolina teníamos que cruzar el océano en 24 horas. Zarpamos a primera hora de la mañana pero a mitad del recorrido el fuerte viento y el mal estado de la mar volcaron la embarcación. Fuimos pocos los que pudimos sobrevivir al naufragio. Varios murieron ahogados debido a la cantidad de ropa que tenían encima, entre ellos mi querido Sanza, y otros tantos cuerpos no pudieron ser rescatados.”

 

“Los cinco que sobrevivimos ingresamos al hospital. Ya recuperados, entramos en el centro de internamiento de extranjeros hasta que fuimos regularizando nuestra situación. Nos repartieron por varias ciudades de la península. Así fue como llegué a Ondárroa a trabajar como ayudante de pesca mientras una ONG me ayudaba en el trámite para la convalidación de mis estudios de derecho. Ahora cuento con el permiso de residencia, puedo ejercer como abogado y trabajo en esa misma ONG ayudando a que gente como yo pueda tener mejores oportunidades para conseguir un trabajo y alcanzar una vida digna.”

 

Wamba me cuenta su historia sin ninguna tragedia. Simplemente me relata su vida con una mirada que inspira confianza y una sonrisa con la que matiza sus recuerdos más duros. Cuando pido sacarle una foto para acompañar esta crónica, me dice “¡por supuesto! sin ningún problema; pero dame un segundo para enfundarme mi bufanda que aquí al lado del malecón corre mucho aire”. Y así, simpático y orgulloso, posa sin ningún complejo en el paseo de una playa vizcaína.

 

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Mentxu Arrieta

Paula Arbide October 9, 2014

EN PENUMBRA

 

Desde la penumbra veo coronado tu claro pelo

y sin romper el aullido del silencio.

 

Resulta estremecedor y mágico

saber que existe un corazón que palpita,

unos ojos que miran sin buscar nada más,

una sonrisa a quien dedicar en silencio,

una emoción que se desata ante una mirada...

  

Entonces todas las barreras se rompen,

desaparecen como el vapor insonoro de un sueño.

Surge el milagro: mis sentidos acaricien tu mente.

 

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Raül Prunell Holgado

Paula Arbide October 3, 2014

EL ESPEJO

Estás en busca de un espejo. Estás detrás de un jardín.

Con todos esos palos al fondo. Y con ese cielo.

Y lo que no cabe en el encuadre que podría ser un Sol.

 

No eres un cualquiera. Llevas sobre la oreja una flor.

Una margarita o una traviesa forma recogida de un prado.

No eres malo. A contraluz, pareces un simple bañista.

 

Pero no eres veraniego. Tu cuello es otoñal,

baja hacia la falda de la noche, que aún está sin salir.

Huele a gacela y tu piel no necesita dos manos.

 

Iba a mandarte una carta.Y descubrí

que en el remitente ponía tu foto

y en el anverso me ponía a mí.

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Andrea Fernández

Paula Arbide September 26, 2014

 

Hoy es un día muy difícil para mí. Recorren mi cuerpo tantas sensaciones y sentimientos encontrados. Me toca interrogarlo.

No es cualquier convicto, Roberto asesinó a Mariela a sangre fría, la mató sin juicio, sin que ella pudiera defenderse, por la espalda y a puñaladas.

Lo hizo porque creía que ella me engañaba. Era mi mejor amigo, yo le contaba que Mariela habia cambiado, la notaba rara, distante. Desde el primer momento me habló de una infidelidad. No quería creerle, ella no era esa clase de mujer, jamás me hubiera hecho algo así. Discutimos varias veces por ello, hasta que dejé de escucharlo. Eso lo detonó.

Estoy muy nervioso, me transpiran las manos, mi sudor es frío, se acerca, ya está frente a mí. Lo miro a los ojos. Querría increparlo, lanzarme sobre él y golpearlo hasta darle muerte. Pero no puedo, no debo.

Ahí viene otra vez ese hombre de blanco, le da a Roberto una pastilla, seguramente es para que diga la verdad.

La traga. Siento una mano empujar mi cabeza hacia dentro de mi cuello, hasta desaparecer. Todo se oscurece. Todo se calma. Todo se aquieta. Mi mente descansa, se detiene.

 

 

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Jorge Lozano

Paula Arbide September 18, 2014

ESPECTADOR DE LA VIDA

Espectador

En primera fila

Veo cómo pasan

Los inviernos de mi corazón

No puedo sentir más

Espectador

Son otros los que actúan.

Veo imágenes pasar

Y no logro saber si

es mi vida o es tu vida.

Llevo siglos esperando,

sentado a que pase algo

pero nunca pasa.

Todo se queda muerto

En historias de amor inacabadas.

Me expongo y no siento

Un grito en la oscuridad,

la soledad del alma grita

Grito y no sale mi voz

Grito y no sale tu voz

Llevo siglos esperando

Pero ya no espero

Ahora veo una salida

Allí al fondo,

prefiero quedarme aquí,

sentado, a ver qué pasa.

 

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Francisco Taboada

Paula Arbide September 11, 2014

Camisa de plátanos

Como apoyada sobre la nada luminosa, ella espera al sol, distraída. Estrena sandalias y blusa a juego. Guarda en su bolso un pequeño regalo, algo insignificante que plantará como un germen en su sonrisa. Pero él no llegará. Y ella todavía no lo sabe.

Dos mujeres han visto florecer su amor desde primavera, sentadas tras el visillo; siempre puntual a la cita de las cuatro, después de que ellas han fregado y recogido los platos y se sientan a sestear delante de un oporto, costumbre de su padre, que estuvo en ultramar. Rosario tiene setenta y ocho años y su hermana Marta ochenta. Ella lo vio en las noticias, reconoció la camisa blanca con estampado de plátanos violetas del muchacho y llamó a Rosario, que trasteaba en el fregadero, y las dos se llevaron las manos a la boca. Las dos desearon que hubiera otra camisa igual, otro pelo rubio pajizo, otros pantalones vaqueros tan ajustados. Marta ha llorado, Rosario también, un poco más tarde, cuando ha llegado la muchacha moviéndose como si no supiera nada.

Los tres cuartos de hora que lleva esperando han sido la confirmación. Nadie se lo ha dicho, seguro. Alguien vendrá a decírselo, confían. Quizá se marche, desean. Por nada del mundo se lo diremos nosotras, deciden. Que sea feliz imaginando lo que le dirá por llegar tan tarde.

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Fede Biggi

Paula Arbide September 5, 2014

La verdad es que nunca supe su nombre, pero oí que los muchachos le decían “El músico”. Yo sólo lo vi aquella vez. Llegó a la oficina, murmuró un buenos días y se encerró en la sala de al lado.

Vestía elegante, de saco y corbata, y unos zapatos de piel fina que costarían una buena plata. Pero lo que más me llamó la atención fueron sus manos, casi de mujer, con dedos largos y las uñas inmaculadas, como recién salidas de la manicura.

Yo no sé qué instrumentos llevaría “El músico” en su estuche de cuero marrón. Pero a los tres minutos ¡cómo cantaban los tipos que habíamos detenido la noche anterior!

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Photowriting de vacaciones!!!!

Paula Arbide July 18, 2014

Volvemos en septiembre! Buen verano!

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María José Xerica

Paula Arbide July 5, 2014

"Un día llegué hasta aquí, y aquí me quedé. Nos arrastró un temporal, y agradecimos que las olas no nos partieran en dos. El destino nos dio una oportunidad más, y supuse que algo o alguien quería traerme hasta aquí. Nunca me pregunté por qué, nunca me planteé otra vida, pero aquí sigo, amarrado a mi barco. Hay quienes piensan que estoy loco, pero creo que la vida son los caminos que eliges, o tal vez, ¿son los que te eligen a ti?.

Yo soy capitán de mi barco, capitán de mi alma, y navego como puedo por la vida. Intento mantener mi cuerpo anclado a tierra y lo cuido como a mi barco, para que las olas no lo agrieten, para que el viento no lo parta, para que las miradas y las palabras, no penetren y me rompan en dos. Si me alejo de él, lo veo tan hermoso, que siento la necesidad de volver. Este barco, soy yo, y yo, como capitán, no lo abandonaré."

 

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Andrea Fernández

Paula Arbide June 26, 2014

LA ESPERA

Como cada sábado me pongo mi vestido de fiesta.Como aquel sábado.

Me recuesto sobre la cama a esperarte. No llegas, nunca llegas, empiezo a helarme. 

Me siento a la intemperie sin tus brazos, como tendida sobre rocas frías, inertes. Descalza de tus besos.

Reconozco en mí una niña abandonada, llena de temores, de vos, por vos, por nosotros.

Cinco años ya. Ellos dicen que no vas a regresar, que deje de esperarte. Pero esperar tiene mucho que ver con la esperanza. 

Qué pueden saber ellos de mi alma enmudecida por el llanto. Mi vida se detuvo aquel día. Muchas cosas han pasado en estos años, para mí solo son horas sin tiempo, sin presente, vacías, grises, desiertas.

También pasó la guerra hace algún tiempo, pero yo sigo aquí aguardando tu regreso. Que un día cualquiera, en una hora cualquiera alguien llame a mi puerta y seas tú viniendo por mí.

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Kike Morey

Paula Arbide June 19, 2014

Papá

Últimamente mi papá está medio raro. Esta es la segunda vez que lo veo así, serio, pensativo. Como si estuviera viendo la televisión. Pero la televisión está apagada. Y él está en la misma posición desde que estoy en la entrada de la sala hace ya un buen rato. Mi mamá me dijo que le avisara para que vaya preparando todo para ir de compras al supermercado. Pero no me he atrevido a hablarle. Y creo que él no ha escuchado mis pasos. La vez pasada que se puso así se me ocurrió decirle algo y reaccionó mal. Me gritó. Me dijo que lo dejara en paz y me mando para mi cuarto. Se levantó y salió de casa tirando la puerta. Yo le pregunté a mamá qué le pasaba a papá. “Tu padre esta medio loco” me dijo con cara de fastidio y me mandó también a mi habitación.

Ese día me eché en la cama y me puse a pensar para intentar saber qué era lo que estaba pasando. ¿Por qué mi papá y mi mamá estaban de mal humor? ¿Sería por culpa mía o porque ellos ya no se quieren? Varias noches los había escuchado discutir. Ellos creían que estaba durmiendo y que no los oía. Incluso una noche mi mamá entró a mi cuarto para ver si dormía. Yo me hice el dormido. Ella me dio un beso en la frente y se volvió a su habitación a continuar la discusión. Trataban de hablar bajito pero igual podía oírles un poco. Mi mamá le decía que necesitaba no se qué cosa. Mi papá decía que no había dinero. Mamá le volvía a decir que si papá no saliera con sus amigos todos los fines de semana no estarían así. Papá decía que si me hubieran matriculado en un colegio más barato en lugar del religioso que le recomendaron a mamá estarían menos asfixiados con los gastos. Y así casi una hora.

Pensé también en los padres de Alfredo, mi amigo del colegio. Él me contó que sus padres se habían divorciado. Que también habían empezado hace un año con los gritos y las peleas. Todo desde que a su papá lo botaron del trabajo. Al final Alfredo se quedó en casa viviendo con su mamá y su papá lo recoge cada dos fines de semana para llevarlo a casa de sus abuelos. Él me dice que prefiere eso a lo de antes. A veces él terminaba con algún golpe por tratar de separarlos.

Yo no sé si mis papás se van a divorciar. Es verdad que desde hace un tiempo veo como que casi no se hablan, que cuando uno llega a casa, el otro sale. Como si no quisieran verse. Ellos no eran así. El año pasado cuando estuvimos de vacaciones en Eurodisney la pasamos muy bien, nos reímos mucho. Quizás ese puede ser el problema. Este año no hemos tenido vacaciones. Mi mamá dejó el trabajo hace unos meses para estar más tiempo con nosotros y ayudarme con los deberes de la escuela (eso fue lo que me dijo). Y papá está trabajando todo el día, incluso varios fines de semana. Sé que pasa algo pero no me quieren contar. Pero mejor por ahora dejo a mi papá como está, en su mundo, y me voy a mi cuarto antes que me vuelvan a gritar. Ya me avisaran cuando tengamos que salir al súper.

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Francisco Taboada

Paula Arbide June 14, 2014

 

NO LES DIGAS NADA

A la hora de comer le dan a escoger entre barra y espejo, y escoge el espejo y piensa: Para no comer solo. Pero no dice nada. Ocupa su lugar frente a sí mismo, inclina levemente la cabeza, con educación, saludándose, porque se conoce de vista, y cuando le toman nota señala con el dedo el Nº 2: ensaladilla rusa, alitas de pollo y alcachofas. ¿Y de beber? Pepsi, con voz, impersonal, como una máquina de refrescos. Sin añadir nada. Espera el plato combinado con las manos juntas amordazando la boca y los codos en el borde de la mesa estrecha, que duplicada por el espejo es el doble de ancha, y sonríe por ello, se mira a los ojos, ve los ojos de su abuelo y escucha su voz: Lo primero que hizo el agua al nacer fue reflejar el cielo, se enamoró del sol y entonces se evaporó para reunirse con su amante, y del abrazo nació la lluvia. ¿Y los espejos, abuelo? Son charcos, prisioneros de los seres humanos, por eso hay que tener precaución con los espejos. No les digas nada.

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